CULTURALIA. LA SILLA DEL ÁGUILA, EL MITO

NOÉ GUERRA PIMENTEL*

 
 
Conocí la Silla presidencial en el museo del Castillo de Chapultepéc en la ciudad de México hará dos años, sin duda uno de los máximos iconos del poder en México desde hace más de un siglo, mueble que al solo verlo, tenerlo cerca y tocarlo me transmitió un sinnúmero de emociones por todo lo que reviste y significa, con toda la historia que, si hablara, nos podría contar, pensaba en aquel entonces, pero ¿Qué tal? La paradoja, sólo se ha sentado en ella Pancho Villa, en 1914, quien no fue presidente, según me lo refirió el curador del sitio.

Pero abundemos, el término "Silla Presidencial" lo utilizamos los mexicanos como símbolo del poder que adquiere un ciudadano al asumir su cargo, pero este mueble del siglo XIX es actualmente solo una pieza de museo, sí, así como lo lee. Cierto, no hay antecedentes de que algún mandatario se haya sentado en la silla original, cuya hechura se fecha entre 1867 y 1872, pues desde entonces se le ha considerado más como símbolo que como un objeto utilitario, según me confirmó el guía-historiador del Museo, don Víctor Manuel Ruiz. Hecho que se plasmó en una fotografía que forma parte de la iconografía revolucionaria, pues Villa se hizo tomar la foto sentado en el célebre mueble y a su lado aparece otro de los afamados guerrilleros, Emiliano Zapata.

A ese respecto el mismo Ruiz platica que el llamado Centauro del Norte Villa invitó al “Atila del Sur” a que también ocupara la silla, pero Zapata se negó bajo el argumento de que la Silla presidencial "Era bruja, porque cuando alguien bueno se sentaba en ella, al levantarse se volvía malo". Tallada en madera dorada, con bordados de oro sobre terciopelo rojo, la Silla enmarca como figuras centrales un águila republicana, la de Juárez y el Porfiriato y un gorro frigio, símbolo de liberación y victoria sobre la opresión. Sus patas frontales son formadas por dos majestuosas águilas de tupido plumaje, mientras que decenas de hojas de laurel talladas en madera adornan los costados del respaldo de la obra.

Es de recordar que la Silla Presidencial fue obsequiada al presidente Juárez (cuyo último periodo de gobierno fue de 1867 a 1872) por los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios fundada por él mismo, y aunque aceptó el regalo, no se sabe que la haya utilizado como tal, pues según sus cercanos le pareció ostentosa e incómoda. En 1890, 18 años después de la muerte de Juárez, un pintor de nombre Tiburcio Sánchez le rindió tributo con un óleo en el que Benito Pablo posa de pié a la derecha de la silla.

En el siglo pasado, entre 1970 y 1973 el pintor Juan O'Gorman, plasmó en una de sus obras al presidente Porfirio Díaz, sentado, según, en la Silla. Imagen que el artista supuestamente la tomó de una fotografía, de un daguerrotipo en “sucio blanco y negro”, pero hasta el momento el museo no tiene registro de la existencia de tal foto, “no lo hay en archivos conocidos”, afirma Ruiz y me lo confirmó Aurora Gómez, amiga mía, la actual directora del Archivo General de la Nación.

No muchos mexicanos lo saben, seguramente usted, entre ellos, que esta pieza original se encuentra en el museo del Castillo de Chapultepéc y que fue “abandonada” ahí en 1939, cuando dicho inmueble histórico dejó de ser usado como la casa oficial de la familia presidencial, siendo Lázaro Cárdenas del Río Presidente, quien cambió la residencia oficial a la nueva finca mandada construir por él, la conocida Residencia oficial de “Los Pinos”.

Lugar éste, el de “Los Pinos”, donde, según lo documenta la historiadora Magdalena Escobosa, han vivido sus sexenios, pero principalmente han despachado desde “Tata Lázaro” hasta Peña Nieto, pasando por: Ávila Camacho, Miguel Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz –con quien se dejó de usar Palacio Nacional para actos de protocolo oficial-, Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Enrique Peña, a quien hay que reconocer, ha venido retomando el sentido de estos edificios históricos, tanto del “Castillo” como de “Palacio”, pero que no lo hará con la “Silla”, a menos que la saque de la vitrina que la resguarda.

*Socio de número de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, A.C.

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